Observando y midiendo
Daryl Reiner escribió, "Dibujar es la parte fácil, la parte difícil es entender lo que está ahí." El inicio de ese entendimiento es la observación de los detalles que nos rodean.
El acto de hacer una línea en el papel es fácil. Dibujar un cuadrado no tiene mayor dificultad, y menos aún si nos ayudamos de una regla. Hay dibujos de maestros clásicos que se componen de prácticamente un par de líneas. La dificultad radica en la forma que las líneas sugieren. Si una línea hubiese ido un poco más allá o se hubiese alejado un poco más, el dibujo perdería sentido. Cualquiera puede trazar una línea, pero se requiere de práctica y maestría para saber dónde ubicar y guiar cada trazo.
La ubicación de cada línea y su proporción es muy importante en el dibujo. Esto es más notorio cuando dibujamos retratos, pues al ubicar incorrectamente las partes del rostro vemos que el dibujo no se parece a la persona que queremos retratar. Para lograr el parecido con la realidad tenemos que ubicar cada parte en su lugar.
La idea de un dibujo no es capturar de manera idéntica nuestro objetivo. Si esa fuese nuestra meta, es más fácil y rápido fotografiar al sujeto. La idea de un dibujo es plasmar en papel la esencia del sujeto. Si calcamos la fotografía de una persona el resultado es una serie de líneas sin vida ni emoción. Un dibujo debe tener substancia, debe expresar una idea, contar una historia o ser interesante para que provoque una reacción en el observador.
El acto de hacer una línea en el papel es fácil. Dibujar un cuadrado no tiene mayor dificultad, y menos aún si nos ayudamos de una regla. Hay dibujos de maestros clásicos que se componen de prácticamente un par de líneas. La dificultad radica en la forma que las líneas sugieren. Si una línea hubiese ido un poco más allá o se hubiese alejado un poco más, el dibujo perdería sentido. Cualquiera puede trazar una línea, pero se requiere de práctica y maestría para saber dónde ubicar y guiar cada trazo.
La ubicación de cada línea y su proporción es muy importante en el dibujo. Esto es más notorio cuando dibujamos retratos, pues al ubicar incorrectamente las partes del rostro vemos que el dibujo no se parece a la persona que queremos retratar. Para lograr el parecido con la realidad tenemos que ubicar cada parte en su lugar.
La idea de un dibujo no es capturar de manera idéntica nuestro objetivo. Si esa fuese nuestra meta, es más fácil y rápido fotografiar al sujeto. La idea de un dibujo es plasmar en papel la esencia del sujeto. Si calcamos la fotografía de una persona el resultado es una serie de líneas sin vida ni emoción. Un dibujo debe tener substancia, debe expresar una idea, contar una historia o ser interesante para que provoque una reacción en el observador.
Si alguna vez has tratado de copiar una fotografía, un objeto que está delante tuyo o el dibujo de otra persona, seguramente habrás experimentado esa frustración de ver que no se parece, que hay algo mal en el dibujo y no entiendes qué es. De algún modo te evade el ver dónde están los errores.
Un consejo que ayuda mucho para estos casos es simplemente dejar el dibujo a un lado y ver otra cosa. Dar una vuelta por la calle, leer un libro, cocinar, dedicarse a otra cosa y olvidarse del dibujo. Luego, cuando regreses al dibujo lo verás con "ojos nuevos" y notarás detalles a los que anteriormente eras ciego.
Un consejo que ayuda mucho para estos casos es simplemente dejar el dibujo a un lado y ver otra cosa. Dar una vuelta por la calle, leer un libro, cocinar, dedicarse a otra cosa y olvidarse del dibujo. Luego, cuando regreses al dibujo lo verás con "ojos nuevos" y notarás detalles a los que anteriormente eras ciego.
¡Muy bien! Entonces, mi Medida Base es esa separación. Coge una cartulina y haz lo mismo, mide la distancia que hay entre los ojos de mi dibujo. ¡Ten extremo cuidado si vas a colocar tu cartulina en la pantalla de la computadora!